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07 septiembre 2013

Nos cagaron, como siempre

Opinión.


Jugamos contra el vivo de la clase. El bacanboy. Perú perdió a la chica linda y se fue a casa con el consuelo de los aplicados: el 20 en el papel, el premio al esfuerzo. Y es que ese charlatán vino a nuestra fiesta y se la llevó sacándonos cachita, con una mano sucia sobre su vestido verde y amarillo, y susurrándonos bajito: te cagué, como siempre. 

Veámoslo con claridad: Uruguay vino a humillarnos, a provocarnos y a pegarnos. Todo en uno y a nada más. Y es que así juega siempre: sucio. Cuando lo vemos por televisión contra otros equipos nos encanta, Luisito qué capo, decimos, y ese Arévalo Ríos cómo pega, tremendo volante de contención. Nos encantaría ser ese que se las sabe todas, el pendejito, el más mosca. Pero hay cosas que simplemente no son en esta vida, que no han sido desde hace tiempo.

Uruguay nos pegó a su antojo y en frente de toda la clase, asegurándose, eso sí, de recibir golpes justo cuando el profesor estuviese mirando. ¡Oiga, profe, el lorna me está pegando! Y al piso para completar el embuste. El profesor Loustau, exponente paradigmático del sistema putrefacto, enmierdado hasta la barbilla, sirvió complaciente a la farsa. Al final, los que terminamos castigados y en la dirección fuimos nosotros.

Pero hay que decirlo, Perú sacó la libreta en azul: el medio campo, con ‘Ri’ y ‘Cachito’ a la cabeza, presionó y asfixió al rival durante largos pasajes del partido, y supo poner la pelota al piso y distribuirla con precisión; Farfán se movió con eficiencia detrás de los delanteros; los cuatro del fondo casi no se equivocaron; y, en general, el equipo corrió lo que había que correr. Perú jugó limpio y bien, llegó donde la chica con estas credenciales y lanzó su mejor piropo. Pero a esta chica no se le conquista ya con las galanterías de antaño.

Y, ojo, no es que el chico aplicado de la clase no quiera jugar sucio, es que no puede. Algo en su naturaleza se lo impide. No es que el profesor lo odie, es que quizás ve en él tan poca capacidad de reacción y contraataque que se ve impulsado a perjudicarlo. Tampoco es que jugar sucio esté del todo mal, en realidad, si el objetivo es ganar a la chica bonita, valen las tretas, las artimañas y los golpes, por qué vamos a hacernos los puritanos. Algo debe quedar claro por si aún no lo está: no son ni el profesor, ni el matoncito los que hacen de Perú el perdedor de esta jornada, fue la selección la que no pudo y no supo enfrentar la situación, no pudo rebelarse frente a los abusos y no supo controlar sus nervios y debilidad mental.

Lo cierto es que hoy estuvieron estas dos fuerzas escolares antagónicas sobre el verde. Y, como suele suceder, al final alguien tuvo que vengar el honor tantas veces mancillado del chico aplicado por la fuerza. Y así lo supieron Loustau y Suarez –que como todo pendejito de colegio, se escondió cuando tuvo que enfrentar el verdadero peligro. 


Ser aplicados y jugar limpio puede habernos costado 30 años sin Mundial, sin esa chica linda aunque desdeñosa, pero con el transcurso de los años, dicen, esa suerte se termina volteando. Hoy no hicimos historia, pero la haremos pronto.

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